Guía para transitar el duelo desde una mirada integradora.

Para quien está atravesando una pérdida, esta guía es para vos.

Perder a alguien o algo importante —una persona, una relación, un rol, un estado de salud— provoca un impacto profundo en cuerpo, mente y alma. Aunque cada duelo es único, hay algo que todos tienen en común: nos sacuden, nos frenan, y nos obligan a reordenarnos por dentro.

Desde mi formación en medicina alopática y medicina holística, acompaño procesos de duelo entendiendo que no es una enfermedad, sino un proceso natural. Pero eso no lo hace menos doloroso.

1. Lo que estás sintiendo es normal

El duelo tiene muchas formas. Podés sentir tristeza, culpa, rabia, miedo, vacío, confusión, insomnio, fatiga… o no sentir nada por momentos. Todo eso es válido. No hay una forma “correcta” de vivirlo, ni tiempos fijos. Permitite sentir sin juzgarte.

«No estás mal. Estás en duelo. Y eso necesita tiempo y cuidado.»

 2. El cuerpo también duele

Desde la medicina, sabemos que el duelo puede impactar físicamente: cansancio, tensión muscular, dolores, falta de apetito o alteraciones en el sueño. Tu cuerpo está procesando una pérdida real. No lo ignores, pero tampoco lo fuerces.

 Consejo práctico:
Hidratate bien, dormí lo más posible, elegí alimentos nutritivos y caminá un poco cada día. No para “estar bien”, sino para sostener tu energía vital.

 3. No te aísles del todo (aunque no tengas ganas de hablar)

Es normal necesitar espacios de silencio, pero también es importante tener a alguien con quien compartir el dolor. Puede ser una persona de confianza, un terapeuta, un grupo de apoyo. El duelo necesita ser compartido, no resuelto a solas.

 4. Cuidá lo emocional y también lo energético

Desde una mirada holística, el duelo afecta tu campo emocional, mental y energético. Algunas prácticas que pueden ayudarte:

•  Respiración consciente: 5 minutos al día para bajar el ruido mental. Solo sentate, cerrá los ojos y seguí tu respiración.
•  Flores de Bach: pueden ayudarte a calmar ansiedad, insomnio o tristeza profunda.
•  Escritura terapéutica: escribir lo que sentís, sin filtro, puede darte alivio y claridad.
•  Rituales simbólicos: encender una vela, escribir una carta o hacer un pequeño altar puede ayudarte a cerrar ciclos y honrar lo perdido.

 5. Desde las constelaciones familiares: incluir lo que duele

Muchas veces, el dolor profundo viene no solo de la pérdida, sino de lo que no se pudo expresar o cerrar.
Las constelaciones familiares nos muestran que cuando un duelo no se elabora, el sistema familiar lo guarda como una herida pendiente. Y eso puede afectar a las siguientes generaciones.

Honrar a quien se fue o lo que se perdió, dar un lugar simbólico, recordar con amor y cerrar con respeto… todo eso es parte del camino de sanación.

 6. Cuándo pedir ayuda profesional

Buscá acompañamiento si:

• Sentís que el dolor no disminuye con el tiempo.
• No podés retomar tus actividades básicas.
• Aparecen pensamientos autodestructivos.
• Te sentís desconectado de todo y de todos.

No es debilidad. Es autocuidado. A veces, pedir ayuda es el acto más fuerte que podés hacer.

 7. El duelo no se “supera”, se transforma

Con el tiempo, el dolor no desaparece del todo, pero se vuelve más liviano. Dejás de luchar con él, y aprendés a convivir con lo que fue y con lo que es.
No sos la misma persona que antes, pero eso no es perderte. Es crecer desde el amor y la ausencia.

¿Necesitás acompañamiento?

Si estás atravesando un duelo y querés hacerlo con respeto, contención y una mirada integral, podés agendar una consulta conmigo.
Trabajo desde la medicina alopática, la mirada holística y el enfoque sistémico para ayudarte a transitar este proceso con apoyo real