Desde chicos nos enseñaron a evitar el miedo. A ignorarlo, reprimirlo o taparlo con frases como “no pasa nada” o “sé fuerte”. Pero el miedo no desaparece porque lo neguemos.
Al contrario: se transforma en ansiedad, en insomnio, en bloqueos que no entendemos pero sentimos con fuerza.
Yo no creo que el objetivo sea eliminar el miedo. Creo que se trata de entenderlo y convertirlo en un aliado. Todos nuestros miedos tienen una función. Algunos nos protegen, otros nos limitan.
La clave está en identificar cuál es cuál. Y para eso necesitamos conciencia: observar cómo reacciona nuestro cuerpo, qué historias nos contamos y qué patrones repetimos.
Muchas veces, el insomnio no tiene que ver con el cuerpo, sino con la mente. Cuanto más quiero dormir, menos puedo.
Por eso propongo algo contra intuitivo: no forzarse a dormir, sino quitarle presión al cerebro. Decirnos: “no necesito dormir ahora”, “si duermo bien, y si no, también”. Esa estrategia, conocida como intención paradójica, relaja el sistema nervioso y ayuda a que el sueño llegue solo.
El miedo también se cuela en nuestra vida profesional: aparece como síndrome del impostor, como la sensación constante de no estar a la altura. Y lo más fuerte es que no viene solo de adentro, sino también de una cultura que premia la exigencia y castiga la vulnerabilidad.
Por eso también necesitamos revisar cómo nos hablamos, qué nos exigimos y con quiénes compartimos nuestras emociones.
Y cuando hablo de emociones, hablo también de sueño, descanso, silencio. Porque una mente sobrecargada durante el día acumula lo que no se expresó. Y lo suelta justo cuando intentamos dormir.
Ahí es cuando más necesitamos prácticas que nos anclen al presente: respiración, mindfulness, conexión real con otros, espacios de escucha sin juicio.
No se trata de vencer el miedo. Se trata de aprender a vivir con él sin que decida por nosotros. Porque tu miedo también puede ser tu poder.
Si sentís que el miedo, la ansiedad o el insomnio están tomando más lugar del que querés en tu vida, no tenés que atravesarlo solo/a.
Te invito a tener una sesión de constelaciones familiares conmigo.
Es un espacio seguro para mirar de frente eso que hoy te pesa, para reconocer lo que tu cuerpo y tu historia están tratando de decirte, y empezar a transformar ese miedo en fuerza.
No se trata de eliminar el miedo. Se trata de aprender a caminar con él… sin que te detenga. Agendá tu sesión. Te acompaño.
Terapia realizada por:
Dra. María Belén Hernández
Médica especialista en Neonatología y Medicina Holística, Constelaciones Familiares y Nueva Medicina Germánica, diplomada en Medicina Cuerpo, Mente y Alma e Hipnosis Ericksoniana. Especialista en trastornos de niños, adolescentes y adultos. Directora de Samsara Consciente, consultorio especializado en Medicina Integral y sistémica, donde brindamos terapias complementarias, con el objetivo de lograr un bienestar duradero y profundo en cada uno de nuestros pacientes.
