A veces no entendemos por qué seguimos atrapados en recuerdos que nos lastiman. Frases que nos dijeron hace años, momentos que ya pasaron, errores que seguimos masticando una y otra vez. Y aunque quisiéramos avanzar, la mente vuelve ahí. Una y otra vez.
Pero esto no pasa porque “nos gusta sufrir”, como algunos dicen. Hay una explicación mucho más profunda: la mente humana evolucionó para anticipar peligros y revisar el pasado. Eso nos ayudó a sobrevivir como especie, pero también nos dejó una herencia difícil: la de quedarnos enganchados a lo que duele.
El problema es que este mecanismo natural, cuando se vuelve repetitivo, nos drena. Alimenta la ansiedad, la culpa, el miedo. Sobre todo en una cultura que premia el control, la imagen y la acumulación.
Vivimos aferrados no solo a cosas, sino también a historias personales que, aunque duelan, nos resultan conocidas. Como un par de zapatos viejos que ya sabemos cómo se sienten.
Y no se trata solo de dejar de pensar. El apego también está ligado a nuestra necesidad de identidad. Repetimos ciertas narrativas internas porque en ellas construimos una imagen de quienes somos… aunque nos hagan daño.
Entonces, ¿Cómo soltar?
- Primero: ampliar la perspectiva. Conectar con el cuerpo, con el presente. Volver a lo real.
- Segundo: identificar la emoción que hay debajo. ¿Es miedo, tristeza, vergüenza? No podemos dejar ir lo que no fuimos capaces de sentir del todo.
- Y tercero: cultivar la autocompasión. Dejar de luchar con lo que sentimos y empezar a tratarnos con más amabilidad.
En las constelaciones familiares, vemos que muchas de esas cargas emocionales no empezaron con nosotros. A veces repetimos lealtades invisibles, traemos dolores que pertenecen a otras generaciones, o quedamos atrapados en dinámicas que no comprendemos del todo.
Al mirar el sistema familiar con respeto y profundidad, es posible encontrar claridad, poner límites sanos, y soltar aquello que ya no nos corresponde seguir cargando.
Soltar no es rendirse. Soltar es abrir espacio. Es aprender a convivir con lo que duele sin que nos gobierne. Aceptar la incertidumbre, celebrar los pequeños logros, y saber que no necesitamos respuestas absolutas para vivir en paz.
El camino hacia el bienestar emocional no es borrar el pasado, sino cambiar la forma en que lo habitamos.
🌿 ¿Sentís que hay recuerdos, emociones o historias que todavía te tiran hacia atrás?
Te invito a tener una sesión de constelaciones familiares conmigo. Es un espacio cuidado y profundo para mirar de dónde viene ese peso que cargás, honrar lo vivido, y empezar a soltar sin culpa, sin miedo, sin forzarte.
Reservá tu sesión. A veces lo que más necesitamos no es olvidar, sino comprender. Y desde ahí, liberarnos.
Terapia realizada por:
Dra. María Belén Hernández
Mí nombre es María Belén Hernández Sirerol. Médica especialista en Neonatología y Medicina Holística, Constelaciones Familiares y Nueva Medicina Germánica, diplomada en Medicina Cuerpo, Mente y Alma e Hipnosis Ericksoniana. Especialista en trastornos de niños, adolescentes y adultos. Directora de Samsara Consciente, consultorio especializado en Medicina Integral y sistémica, donde brindamos terapias complementarias, con el objetivo de lograr un bienestar duradero y profundo en cada uno de nuestros pacientes.
